El ser humano es un
aprendiz y el dolor su maestro.
Nadie se conoce a sí
mismo hasta que no ha sufrido.
Alfred de Musset
Sentir dolor es uno de los grandes temores del ser
humano, no esperamos que nos hagan daño, ni que se los hagan a nuestros seres
queridos, queremos evitar que nuestros hijos sufran, quizá nuestros padres
desearon lo mismo, sin embargo, el dolor es algo natural y todos de una u otra
forma lo experimentamos.
Podemos sentirnos dolidos por una
agresión física o verbal, una pérdida, una ausencia, el fin de una relación.
Nos duele la incomprensión de los demás, la falta de respeto con palabras o con
acciones, la mentira y el engaño, la traición e injusticia. Duele la falta de
correspondencia de los demás, el daño moral, el abandono, el abuso, la soledad,
el vacío. Duele nuestra infancia, nuestro pasado, nuestro presente, el futuro.
Duele lo que fue, lo que no fue, lo que será o lo que podría haber sido o
podría llegar a ser. Este sentir puede llegar a ser tan intenso y profundo que
sentimos que nos desgarra y resquebraja más allá del cuerpo, hasta el alma
misma y parece sucumbirnos. Nos conduce a cuestionarnos una y otra vez porque
suceden así las cosas, justo a nosotros, porque de nuevo, porque de esa forma y
demás porqués. Nos sentimos amenazados, vulnerables, con incertidumbre,
incapaces de tolerarlo, sobrellevarlo o incluso de seguir adelante; indefensos,
impotentes y sin control alguno sobre la situación y no tenemos idea de que
hacer con eso que sentimos, al no poder apartarlo de nuestro sentir.
Donde hay mucho sentimiento, hay mucho dolor.
Leonardo da Vinci
Leonardo da Vinci
El dolor se vive diferente por cada
persona, mientras que un evento puede desmoronarnos y derrumbarnos a unos,
otros pueden hacerle frente de distinta manera.
Nuestra particular forma de interpretar el evento
doloroso puede incrementar su intensidad, es decir, el significado y dimensión
que le damos al evento así como nuestra actitud puede magnificar nuestro dolor.
Nuestros hábitos de pensamiento
pueden producirnos más dolor que el evento mismo cuando lo traemos a nuestra
conciencia desde que despertamos y en ocasiones durante el día nos cuesta trabajo
distanciarnos de él y deambulamos como con él a cuestas, convirtiéndolo
entonces en sufrimiento, que fácilmente puede conducirnos a una depresión.
El dolor es inevitable pero el sufrimiento es
opcional.
Buda
Este sufrimiento puede llegar a manifestarse
también físicamente en músculos, huesos u órganos.
Ignorarlo y pretender que no pasa
nada en nuestro interior, no evita que lo sintamos. Mientras más nos resistimos
a sentirlo, mientras más lo negamos, en nuestro interior mas se acrecenta y pervive,
se acumula y nos endurece, privándonos de la oportunidad de aprender de él.
Allí donde está el dolor, está también lo que lo salva.
Johann Friedrich Hölderlin
Johann Friedrich Hölderlin
La intensidad y duración depende de
nuestra personalidad, de nuestra forma particular de reaccionar ante el dolor
propio o ajeno, de nuestro estado anímico del momento, de nuestra fortaleza
emocional, de nuestras experiencias pasadas así como de nuestras creencias y
juicios.
El dolor precisa ser reconocido y expresarse. No se
trata de recrearnos en el dolor y sumergirnos por más tiempo en él, sino de
analizar e identificar que lo produjo y que ocurrió en nuestro interior.
Nunca se olvidan las
lecciones aprendidas en el dolor.
Proverbio africano
El llanto es la vía primaria de
expresión del dolor. Cuando nos damos cuenta de que el dolor esta presente,
nuestras lágrimas nos muestran que hay algo internamente que necesita nuestra
atención urgente y contribuyen a limpiar la herida y la preparan para sanar.
El dolor que no se desahoga con lágrimas puede
hacer que sean otros órganos los que lloren.
hacer que sean otros órganos los que lloren.
Francis J. Braceland
Dad palabra al dolor:
el dolor que no habla
gime en el corazón hasta
que lo rompe.
William Shakespeare
El siguiente paso es aceptarlo y
asimilarlo como parte de nosotros, de nuestra historia personal, de nuestro
ser, para abrir paso al aprendizaje que conlleva la experiencia de dolor en
nuestra vida, el conocimiento que de nosotros nos muestra, lo que podemos
modificar o lo que deseamos mejorar y darle así un significado y otra dimensión
a ese dolor en nuestra vida.
Siempre contamos con la posibilidad de modificar
nuestra actitud ante la situación dolorosa, siempre tenemos la posibilidad de
rectificar nuestro pensar respecto de lo que nos produce dolor, sin que ello
implique que nos convirtamos en seres indolentes y duros.
Si no está en tus
manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la
actitud con la que afrontes ese sufrimiento.
Viktor Frankl
Ningún lazo une tan
fuertemente dos corazones como la compañía en el dolor.
Robert Southey
Poner distancia entre nuestro sentir y la situación
ocupando nuestra mente en actividades, situaciones, lugares y personas que
ejerzan una influencia positiva en nuestro ánimo, puede contribuir a allegarnos
de la fuerza y energía necesaria para superar una situación dolorosa. No se
trata de olvidarlo, taparlo y hacerlo a un lado, sino de disolverlo
gradualmente en nuestro interior.
Gracias a nuestra capacidad de sentir
dolor tomamos conciencia de nuestra condición humana, de nosotros mismos y de
nuestra capacidad de decidir si queremos continuar viviendo nuestras
experiencias desde el dolor o comenzar el camino del aprendizaje hacia el
desapego del mismo.
El camino de regreso a
Dios comienza con un corazón traspasado de dolor.
Nunca dejes que nada
te llene de tanto dolor o tristeza que llegue hacer que te olvides del gozo de
Cristo resucitado.
Madre Teresa de Calcuta