Lo mejor de nosotros

domingo, 7 de abril de 2013

Creencias

 
 

“Una creencia no es simplemente una idea que la mente posee,
es una idea que posee a la mente.”
Robert Bolt 

Una creencia es una idea que nos formamos acerca de la gente, las situaciones o las cosas que damos como verdadera para la interpretación y comprensión de determinados fenómenos o situaciones, surgen tanto del conocimiento, como de las transmisiones culturales, de nuestros valores o bien del pensamiento individual con base en la experiencia y se convierten en convicciones. Todos tenemos creencias culturales, políticas, religiosas, etc.

Nuestras experiencias pasan por los filtros de nuestras creencias, que implican generalizaciones que nos formamos sobre las causas, valores, límites y significados y que funcionan como teorías que a través de nuestras vivencias, comprueban su validez una y otra vez,  reafirmando así nuestra convicción y justificando nuestro pensar así.

Muchas de las normas impuestas social y colectivamente por tradiciones o por nuestros ancestros son válidas porque nos impulsan a la acción y la mejora, otras sin embargo, mantienen nuestra mente dentro de un parámetro limitante convirtiéndose en paradigmas, término que refiere ideas y pensamientos generalmente formados en las primeras etapas del desarrollo que se aceptan sin cuestionar.

El juicio es nuestra opinión  o el sentir que nos formamos acerca de las personas, las cosas, las condiciones y situaciones, que puede tener fundamento en nuestras creencias y experiencias o bien carecer de fundamento alguno, lo que justifica o no su validez.

Todos tenemos sistemas de creencias y juicios que nos benefician y que también pueden restringirnos. Los que potencializan nuestras acciones y los que limitan nuestro actuar.

Las creencias y juicios que tenemos en torno a nosotros mismos, a la vida, al trabajo, al dinero, a las personas, influyen en gran medida en lo que somos, lo que vivimos, el trabajo que tenemos, el dinero que ganamos y las relaciones que tenemos.  

Nuestras creencias y juicios nos llevan a ver el mundo de forma particular y se convierten en la pantalla que utiliza nuestro cerebro al percibir los acontecimientos para darles una interpretación y significado. 

Las creencias que más efectos negativos surten en nosotros son por lo general aquéllas de las que somos menos conscientes, si se encuentran asociadas a algo muy profundo y doloroso, se ocultan como detrás de un velo, como las originadas por situaciones relacionadas al abandono, el maltrato, la humillación, el rechazo, la injusticia, el abuso, etc. 

Dentro de aquellas que más nos limitan se encuentran el considerarnos incapaces, el no saber o la ignorancia; el no expresar o la incapacidad de comunicarnos; el no pensar o cuestionar más allá de la creencia; el “deber” y “tener” asociados a la responsabilidad; el no ser libres de “querer” o “desear” y el no ser merecedores. Todas ellas por lo general se expresan con frases como “No sé”, “No puedo”, “No merezco”, “Debo ser…”, “Tengo que …”, “yo soy (malo, tonto, pobre, débil, etc.)” 

Sustituir el pensamiento asociado a nuestra creencia por su contrario no resulta suficiente, dejar de pensar como lo hemos venido haciendo requiere a veces un proceso de introspección que nos lleve a ubicar su origen, para entonces detectar de qué forma ha influido en nuestra vida el pensar así. 

Analizando a fondo podríamos descubrir dentro de nuestra experiencia algo que en el pasado creíamos verdadero y en algún momento dejamos de creerlo así al encontrar una razón para ello, al poner en duda la certeza de su verdad. Si con alguna creencia sucedió esto en el pasado, puede volver a ocurrir que se desvanezcan creencias que nos limitan actualmente por falta de argumentos y pruebas en su favor.  

“Creemos, sobretodo porque es más fácil creer que dudar, y además porque la fe es la hermana de la esperanza y de la caridad.”
Alejandro Dumas 

Tendemos a justificar la validez de nuestras creencias, en vez de buscar  someter a la duda su certeza y veracidad, cuestionar si existen  excepciones, si existen posibilidades de que pudieran ser distintas las cosas o si alguien hace las cosas de forma diferente con resultados favorables, o lo que sucedería si no tuviésemos determinada creencia,  abre nuestra mente a nuevas y diferentes posibilidades.

"Aquel que duda encontrará nuevos caminos para llegar a su destino".

Hasta que cuestionamos la creencia, acorralando sus argumentos para demostrar su invalidez, bajo la comprensión de que no aplican como leyes, por lo tanto, no en todos los casos tendrán los mismos efectos, lograremos que éstas se desmoronen y se desvanezcan, quitándoles fuerza y poder sobre nosotros para entonces ser sustituidas por sus contrarios: “Yo sé”, “Yo puedo”, “Yo merezco”, etc. 

En el proceso de transición de una creencia limitante a una potencializadora, es común sorprendernos pensando como lo hacíamos en el pasado, debido a que nuestra mente está habituada a ello, resulta útil entonces frenarla argumentando con nosotros mismos “En el pasado había yo pensado o creía de esta forma, ahora considero…” e insistir cada vez que se regrese nuestra mente al hábito anterior.


“Somos aquello en lo que creemos”
Wayne W. Dyer 

 
CPC070512