Lo mejor de nosotros

domingo, 7 de abril de 2013

La ilusoria realidad



Es que en realidad nadie conoce la realidad. Tu realidad no es mi realidad, tu realidad esta compuesta de tus conceptos, tus creencias y tus juicios y la mía de los míos y la de él, de los de él y la de ellos, de los de ellos. Coincidirán en determinados puntos y en otros serán opuestos. Entonces es cuando la convivencia requiere respeto por lo que difiere de lo que yo pienso creo  y veo como realidad y de la empatía para tratar de entender lo que es esa realidad para los otros.

Hay cosas que en el fondo nuestro nos agradaría que sucedieran, pero no suceden y nos molesta, nos frustra y nos decepciona. No podemos vivir de ilusiones, porque mientras más esperamos que las cosas sucedan como las deseamos mas nos alejamos de ello, presionamos tanto que en vez de atraerlo lo alejamos porque se convierte en necedad de nuestra parte querer sacarle a fuerzas peras al olmo. Es tarea imposible, desgastante, frustrante. Y todo surge en nuestros más íntimos anhelos de que la vida nos recompense de alguna forma el sufrimiento vivido que deseamos que un día por fin nos encuentre. Y no se trata de matar la fe y la esperanza, eso por mas que uno diga que no, siempre existe muy escondido, muy en el fondo un íntimo anhelo de que un día nos sorprenda el encuentro con ese anhelo. Tanto así que a veces confundimos los sucesos con el mismo, y lo analizamos por todos los ángulos tratando de convencernos de que en realidad si lo es, nuestros ojos se ciegan ante las indicaciones de que no lo es y nos aferramos a querer encajarlo con nuestro deseo. Y cuando por fin después de empujar mucho, nos damos cuenta de que no lo es sufrimos desgarradoramente.

Porque insistimos en que la vida compense nuestro dolor de alguna forma si nosotros mismos hemos creado nuestro sufrimiento, a través de nuestras creencias y juicios y nuestro pasado, porque seguimos castigándonos por ello en nuestro presente no concediéndonos la libertad de vivir sin ilusiones, porque desde lo mas profundo de nuestro ser se prende esa ínfima llama de esperanza ante el menor viso de su presencia, que es lo que hace que aun a pesar de lo vivido se alimente una ilusión, una esperanza un anhelo? Es la fe? Es Dios?

Y si lo encontramos hacemos todo para alejarlo para mostrarnos a nosotros mismos que no lo merecemos que no es para nosotros que nunca tendremos derecho a algo así de bueno. Y sufrimos más.

Hasta que te hartas, hasta que decides conscientemente matar toda esperanza y convencerte de que no eres merecedor de eso que anhelas, que eso no es para ti, porque si lo fueras lo atraerías como la ley física que dice que lo semejante atrae a lo semejante y si sigues atrayendo lo contrario quiere decir que en tu interior aún existen cosas que no corresponden al ideal y que hay que modificar hasta lograr atraer exactamente lo que uno desea.

Y quien decide que algo no es para ti, quien decide que no es tu momento, quien decide que eso es lo que te corresponde. Tú mismo, tus pensamientos deben ser semejantes a lo que deseas solo así lo atraerás a tu vida, pero si en ello es se encuentra imbuida el ansia por lograrlo, el deseo de manipular, la prisa por obtenerlo, te alejan de tu deseo.

No se puede vivir sin deseo, son inherentes al ser humano, aunque no los quieras ahí están si quieres escondidos, abandonados, tapados, arrumbados, pero están. Lo que debemos aprender es a controlar nuestros pensamientos acerca de nuestros deseos, hay que reconocer que en el fondo desearíamos tal o cual cosa, pero no presionar a que se de, dejar que las cosas fluyan con actitud ligera, sin propiciar nada, sin forzar nada, aceptando nuestras vivencias sin desaprobarlas ni enojarnos por que no coinciden con  nuestros deseos, solo estar atentos a que es lo que nos muestran que falta incluir en nuestro pensamiento respecto de ellos. Quizá falte convicción, quizá falten detalles, quizá falte desprendernos de nuestras viejas creencias de que no lo merecemos.

Alimentar una ilusión es alimentar nuestro sufrimiento, un sufrimiento vano, inútil, fútil que no hace sino estancarnos y encadenarnos a un presente que no tiene futuro y que nos sumerge en una confusión que creemos que es la real.

Nada sino nuestro pensamiento determina nuestra experiencia, si creo en la maldad, experimentare maldad, si creo en el dolor experimentare dolor, si creo en el sufrimiento experimentare sufrimiento, si creo en la deslealtad, experimentaré deslealtad, si creo en el desprecio, experimentaré desprecio, solo en mi pensamiento puedo destruir la ilusión, solo en mi pensamiento puedo destruir una creencia solo en  mi pensamiento puedo destruir la esperanza falsa y solo desde mi pensamiento puedo construir mejores experiencias.  
CPC12 de mayo 2012